Sin mencionar las lucecitas tecnicolor en todo lado, tengo la impresión de que en estas fiestas para muchos los sentimientos se copian, se pegan y se envía por mensajería instantánea.
¿Son estas navidades la ocasión para publicar nuestros afectos y desafectos en las redes sociales "etiquetando" y prodigando tantos "me gusta" como se pueda?
Y ante este delirio dicembrino del viaje de último momento, de comida precosinada, de papel regalo perfumado, de pesebre montado a medianoche; nos olvidamos de respirar, nos olvidamos que tenemos la opción del silencio de Belén, que seguramente es más parecido a lo que viven los emigrantes, los nuevos huérfanos del 2014 y de todos aquellos que no tienen quien les quiera en esta Navidad.
En estas navidades "dos punto cero", tendríamos que ser capaces de hacer "stand by" por un momento para pensar en quien es menos afortunado que nosotros, y ser capaces de elevar nuestra oración y concretizar nuestra solidaridad con quien busca un amigo de verdad, el calor de una familia, o unas sencillas palabras de consuelo.