El pasado jueves 11 de agosto falleció en Buenos Aires, Walter Camacho Gamboa, hijo menor del Gigante Manuel Camacho.
Walter fue el cuarto hijo de Manuel y Vicenta, a diferencia de sus hermanos
Policarpo (+), Valentina y Gerardo nacidos en Bolivia, sus ojos vieron la luz
en Buenos Aires, el 17 de junio de 1944. Según el mismo relató: “nací en un
hotel en Caballito un invierno en el que mis dos hermanos nos visitaba”.
Manuel Camacho junto a su esposa y Walter, al vivir con los artistas y
trabajadores del circo debían viajar constantemente por todas las ciudades en
el que la empresa de entretenimiento se presentaba. En la década de los
cuarenta, ese niño de ojos grandes, rostro moreno y sonriente acompañó a sus
padres por el extenso territorio brasileño, porque el Gran Circo
Norteamericano, realizó un extenso tour por ese país.
Fue así que Walter aprendió a hablar el portugués antes que el español,
mientras sus hermanos residían en Cochabamba, junto a la familia Cadima,
esperando la visita de sus padres y de su nuevo hermano.
Cuando toda la familia Camacho Gamboa se reunió en la zona de Liniers, en
Buenos Aires, Walter acompañó a su padre trabajando en la puerta del famoso
almacén inglés Gath & Chaves, vistiendo un pantalón y chaqueta idénticos al
del gigante boliviano: ambos daban la bienvenida a la distinguida clientela.
Quedó huérfano de padre a los siete años pero encontró en sus hermanos mayores
la figura paterna que le faltaba. Durante la adolescencia y sus primeros años
de juventud, además de estudiar, trabajó para ayudar a la economía familiar.
El 24 de febrero de1967 contrajo matrimonio con Rosa Meli. Solo 9 meses antes
había fallecido Vicenta, su madre, que no pudo acompañarlos en ese momento de
felicidad familiar. Sin embargo, la alegría llegó a su vida junto a los cuatro
hijos y varios nietos que adornaron el hogar de Walter y Rosa.
Más tarde, junto a Poli, crearon una sociedad de transporte escolar bajo el nombre
de “Transportes Camacho” al que se dedicó el resto de su vida que siguió su
curso y ya no regresó a Bolivia.
Poco antes de entrar al otoño de su existencia, Walter quedó en condición de no
vidente, debido a la diabetes, y tuvo que recalibrar su viaje por este mundo
porque comenzó a “ver” con los otros sentidos y, sobre todo, con el corazón.
Con su partida, desaparece un testimonio directo del Gigante Manuel Camacho,
uno de los personajes históricos de Bolivia, envuelto en demasiados mitos
urbanos.
Sin embargo, tres años atrás, tal vez al sentir que su peregrinaje se acercaba
a su última parada, Walter junto a Valentina, por primera vez narraron sus
recuerdos, y el autor de estas líneas puede confirmar, gracias a la generosidad
de sus familiares, que esa memoria -más nítida- llegó hasta los oídos del más
pequeño de los hijos del gigante, quien ahora descansa en paz.
Por: Ariel Beramendi
No hay comentarios:
Publicar un comentario