La Curia Vaticana es como un gran reloj. El
tiempo es Jesucristo y como cabeza visible tiene al Papa – sucesor de San Pedro
– que garantiza que los engranajes, algunos grandes y otros pequeños, funcionen
a buen ritmo. Con la reforma de la Curia Vaticana que Papa Francisco está
liderando habrá un cambio de este sistema de relojería.
Para seguir usando esta metáfora diría que
hoy la Curia Vaticana lleva el ritmo de “Bergoglio”; tuve la suerte de estar en
primera fila en la Plaza San Pedro, hace dos años cuando en el día de su
elección estábamos acompañando a los fotógrafos de las principales agencias
informativas del mundo, y tuvimos la fortuna de estar en frente del balcón por
el que Papa Francisco salió a dar las buenas noches y a pedir por primera vez
que rezáramos por él.