Regreso a casa con atisbos de libertad cargados en mi mochila y con estas emociones:
¿Lo más lindo? Encontrar gente dispuesta a hablar y a escuchar.

¿Lo más emocionante? Los abrazos de despedida.
¿Lo más valioso? Las reflexiones personales en soledad.
¿Lo más incómodo? Los ruidos nocturnos de la anatomía humana.
¿Lo más doloroso? ampollas y agujetas en todo el cuerpo.
¿Lo más alegre? Las risas y bailes tontos al caminar solo.
¿Lo más misterioso? Descubrir a Dios peregrino y desterrar al Dios Institución.
¿Lo más liberador? Las lágrimas de emoción con efecto purificador.
¿Lo más relajante? El sonido de la naturaleza.
¿Lo más cansador? El peso de la mochila interior y exterior.
¿Lo más liberador? Superarse a uno mismo durante El Camino.
¿Lo más añorado? Los rostros ausentes de quienes amo.
¿Lo más detestable? La fuerza física que se termina al caer el sol.
¿Lo más frágil? Los pies y la misma humanidad.
Abril 2019