La Curia Vaticana es como un gran reloj. El
tiempo es Jesucristo y como cabeza visible tiene al Papa – sucesor de San Pedro
– que garantiza que los engranajes, algunos grandes y otros pequeños, funcionen
a buen ritmo. Con la reforma de la Curia Vaticana que Papa Francisco está
liderando habrá un cambio de este sistema de relojería.
Para seguir usando esta metáfora diría que
hoy la Curia Vaticana lleva el ritmo de “Bergoglio”; tuve la suerte de estar en
primera fila en la Plaza San Pedro, hace dos años cuando en el día de su
elección estábamos acompañando a los fotógrafos de las principales agencias
informativas del mundo, y tuvimos la fortuna de estar en frente del balcón por
el que Papa Francisco salió a dar las buenas noches y a pedir por primera vez
que rezáramos por él.
Es muy cierto que Papa Francisco está
revolucionando la Iglesia, sobre todo por sus signos y la coherencia entre lo
que dice y lo que hace. Si Papa Benedicto XVI fue un gran teólogo y académico,
con un pontificado y un magisterio (enseñanza) iluminadores ante las propuestas
de la postmodernidad; Francisco con su lenguaje sencillo se hace entender por
más personas, cada día tomo el tren por 60 km y durante el viaje la gente habla
de los discursos y mensajes del Papa; sobre todo de sus consejos que nacen de
una vida de párroco y de “callejero” como él mismo comentó. Pero en definitiva
la revolución de Bergoglio es aquella de la ternura y la misericordia.
El viaje que Papa francisco realizará a
Ecuador, Bolivia y Paraguay será el primer viaje de su Pontificado a América
Latina, programado por él mismo; en el sentido que cuando viajó a Río de
Janerio en Julio del 2013 cumplió la agenda de su antecesor. Sin embargo, ahora
viene a visitar nuestras tierras y será un viaje en el que el Sucesor de Pedro
sacudirá nuestra fe, nos recordará que los católicos no somos “cristianos de
museo”, que los jóvenes tienen que ser protagonistas de la sociedad, que no
pueden “balconear la vida”.
Seguramente será un viaje que marcará la vida
de la Iglesia en Bolivia, así como Juan Pablo marcó la vida de las generaciones
de los años Ochenta; muchos adolescentes y jóvenes de aquel entonces, hoy son
realmente los protagonistas de la sociedad boliviana: padres y madres de
familia, obreros, empresarios… que recuerdan la visita del Papa Juan Pablo II
como sembrador de justicia y esperanza.
A diferencia de aquella visita papal que se
preparó durante 13 meses, el anuncio de esta nueva visita pastoral de Papa
Francisco ha dejado muy poco tiempo para su preparación, esto significará un
gran esfuerzo para las parroquias, diócesis y la Conferencia Episcopal; que
junto a las autoridades civiles tendrán que preparar la visita pastoral del
Papa Francisco, evitando toda manipulación política de este evento religioso.
Como ya se sabe la propuesta del programa y
los detalles del viaje se han elaborado al más alto nivel, entre representantes
de la Conferencia Episcopal – cuyo presidente actual es el arzobispo de
Cochabamba –, autoridades gubernamentales y de la misma curia vaticana.
Finalmente el Papa aceptará o modificará su itinerario porque al fin al cabo se
trata de un viaje suyo.
Sobre el Vaticano se ha escrito mucho y hay
mucha literatura de ciencia ficción; por eso es necesario informar y formar
sobre la naturaleza de este Estado – uno de los más pequeños del mundo – del
cual la cabeza es el Papa, pero no sólo como “cabeza” de un estado soberano e
independiente ubicado en la ciudad de Roma sino también señalando que el Papa
es el líder espiritual de millones de católicos en todo el mundo, es el
responsable de esa barca que es la Iglesia. Él es quien lleva el timón. Para
usar palabras sencillas podríamos diferenciar entre el Estado Ciudad del
Vaticano – una realidad más terrena
creada en 1929 con los Pactos Lateranense – y la Santa Sede que es una realidad
que se puede entender desde la fe, porque justamente allí está enterrado el
primer Papa, es decir San Pedro, aquél a quien Jesucristo le dio el encargo de
“cuidar su rebaño”. Justamente por eso Francisco recibirá los honores de un
jefe de estado cuando llegue a Bolivia, pero sobre todo recibirá la bienvenida
de miles de católicos que esperan al Sucesor de Pedro.
Ariel Beramendi es sacerdote y comunicador
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